miércoles, 30 de octubre de 2013

No sembrar hambre en tierra fértil

La delicada situación del campo colombiano se refleja también en el exterior. Los millones de connacionales que vivimos en el extranjero experimentamos ese azote cuando acudimos a un restaurante de comida colombiana o algún supermercado internacional donde los productos de nuestro país maternal se empiezan a comercializar. Los precios han subido notablemente. Es alentador ver la cantidad de artículos "made in Colombia" que ya se encuentran en varias cadenas de supermercados americanos o latinos en los Estados Unidos, pero desconcierta el costo de los mismos que poco o nada muestran estabilidad y que por el contrario su tendencia es a subir 

No obstante esa sensación de miedo e incertidumbre que ha obligado a nuestros campesinos a realizar justos y necesarios paros, que a propósito se han convertido en la única forma que tienen los sectores inconformes en Colombia para ser escuchados, se percibe también con fuerza en la mayoría de colombianos en el exterior cuando vamos a Colombia. La afirmación general es "¡Wow! que tan caro está todo!" Especialmente la comida. Y es que por lo general una bandeja paisa allá, cuesta igual y hasta un poco más que en Nueva York. La leche es otro elemento que hallamos más costoso, lamentablemente, en nuestra propia tierra colombiana que es tan fértil. 

Los paros son la única forma de avanzar y negociar en Colombia. Es muy negativo ello. Las políticas de los gobiernos no avanzan más de la solución inmediata que les permita desbloquear vías. Es decir se ha abonado con pañitos de agua tibia, el porvenir del rico suelo colombiano. 
Pero lo más desastroso es que un presidente afirme que los problemas del agro en su gobierno " NO EXISTEN" como lo mencionó en días pasados el mandatario nacional Juan Manuel Santos. Esto es desconocer con peligroso e injusto descaro el esfuerzo del agricultor que tras la lucha por sacar adelante una cosecha, enfrenta una plaga dañina y destructora, la caída de los precios y los aumentos en los costos de la producción. 

No considero que los Tratados de Libre Comercio sean los culpables. El error está en la poca agresividad y eficacia con la que el país vive la globalización. Debilidad que se ha marcado más en este periodo legislativo, incluso en terrenos como la soberanía, la salud, la justicia.. etc. 
Existen medidas, opciones que debería estudiar e implementar el presidente Santos, mucho más que la de su reelección. Entre ellas: Enfocar los programas sociales no sólo a la reducción del nivel de la pobreza en las ciudades sino también en el campo. Destinar dentro del presupuesto nacional mayores recursos para el agro colombiano. Ejecutar una política intensa de modernización del sector. Realizar una actividad diplomática profunda e internacional que elimine los obstáculos que tienen los pequeños empresarios para viajar a otras naciones, con el fin de promover sus productos. Que el estado se convierta en socio moral y logístico del campesino colombiano para facilitarle su competición con los productos extranjeros, sin convertir el costo de vida en Colombia en un real infierno. No anteponer los intereses políticos como la "reelección presidencial" a la atención urgente que requiere el campo. Que el gobierno cambie su costumbre de esperar que a punta de gas lacrimógeno y piedras se lleguen a acuerdos que por lógica deberían adelantar tanto en el terreno como desde sus oficinas los costosos expertos y asesores del Palacio de Nariño y del Congreso. 

En el exterior, los colombianos podemos hacer mucho más por nuestros campesinos. Seguir consumiendo aquí nuestros productos. Abriendo más canales de negociación. Pero necesitamos tener un puente eficaz que nos ayude a cruzar esa burocracia que existe en Colombia. Necesitamos tener un Representante de los Colombianos en el Exterior, que no se quede trabajando sólo en Bogotá, con la urgencia de poner su nombre en un ministerio, ignorando al pueblo que en el exterior lo eligió, o recordándolo sólo cuando se acercan las elecciones. Urge entonces que el gobierno reconozca que con su tradicional 'No Existe" lo único que hace es sembrar más hambre en una tierra que es tan fértil. 

Por Zoilo Nieto
Colombiano, educador, empresario en el exterior. 

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